- lunes, enero 29, 2018
- 10 Comments
Hemos estrenado año hace muy poco y con él también el primer Reto "Alfabeto Dulce" que en este primer mes de 2018 llega muy aromático, con un aroma que a mi particularmente me encanta. Uno de los ingredientes del reto de este mes para mi es imprescindible en mi día a día. Sin él no podría arrancar cada mañana...
Este mes nuestras compañeras Leire del blog "La hondonada de los dulces" e Isabel del blog "Gotas de Azúcar y Vainilla" tenían que elegir ingredientes con las letras "Y" y "C" respectivamente. Finalmente la decisión que han tomado me ha parecido muy acertada, ya que los ingredientes elegidos casan a la perfección para la preparación de multitud de postres: yogur y café.
El yogur, es un ingrediente muy versátil y cuya utilización se presta a la confección de infinidad de postres aunque también pueda ser empleado para preparar platos principales, salsas, aperitivos, además de platos dulces. Además puede tomarse solo o acompañado de frutas, miel, cereales, mermeladas o frutos secos.
Es es un alimento rico en proteínas, vitaminas y minerales, con múltiples beneficios, tales como mejorar la digestión, regular la flora intestinal, evitar la diarrea, prevenir el colesterol, ayudar a prevenir el cáncer, atenuar algunas alergias y aportar a nuestro cuerpo el calcio que éste necesita, entre otros. Asimismo, está recomendado en personas que realizan dietas de adelgazamiento para combatir el sobrepeso.
Se cree que fue descubierto por los búlgaros por casualidad. Mientras transportaban la leche en sacos de piel de cabra, ésta con el calor y las bacterias se fermentó y convirtió la lactosa en ácido láctico y así surgió el yogur.
Para que os deis cuenta de lo completo que es este alimento, 100 gr. de yogur aportan:
- 180 mg. de calcio.
- 240 mg. de potasio.
- 17 mg. de magnesio.
- Vitamina A y vitaminas del grupo B.
- Potasio, zinc y yodo, entre otros.
Y con respecto al café, a mi me gusta tanto que seguro no voy a ser objetiva. El café aumenta los niveles de energía y la memoria y mejora nuestro ánimo, además de ser una bebida "socializadora". Pero como todo en esta vida, hay que tomarlo con moderación porque en exceso puede provocar síntomas de ansiedad y nerviosismo. La cafeina acelera nuestra actividad cerebral y nos mantiene alertas. Yo creo que casi todos empezamos a tomar café con los primeros exámenes ¿verdad?
Tiene efectos beneficiosos en nuestra salud: previene la diabetes tipo 2, reduce el riesgo de padecer cáncer y enfermedades de hígado, previene el Párkinson, el deterioro de la visión, es bueno para el corazón, previene el cáncer de próstata y de endometrio, es bueno para las arterias y una gran fuente de antioxidantes.
Hay infinidad de maneras de tomarlo, aunque lo más habitual es tomarlo solo (negro) o con leche con o sin azúcar, frío o caliente, pero también se le puede añadir, leche condensada, nata, crema de leche, helado, chocolate, especias o diferentes licores. Esta última opción permite preparar combinados de café como el café brulé (café solo con brandy quemado con piel de limón), el café caribeño (café solo con ron y azúcar moreno y vainilla), el carajillo (café solo con cualquier licor de alta graduación), el trifásico (café solo, Baileys, leche condensada), entre otros.
Al igual que el yogur es un ingrediente muy versátil y se puede utilizar tanto en la preparación de platos salados (infusionado en aceite o caldo de carne) como en postres tales como helados, sorbetes, cremas, buttercreams, bizcochos, almíbares, coberturas, etc.
Después de mucho pensar he decidido preparar un bundt cake con un potente sabor a café que además he bañado con una cobertura de chocolate y café, combinación que por otro lado me encanta, ya que el café potencia más si cabe el sabor del chocolate negro y aportar gran jugosidad a la miga del bizcocho.
BUNDT CAKE DE CAFÉ Y YOGUR GRIEGO
INGREDIENTES
Para el bizcocho
- 300 gr. de harina
- ½ cucharadita de levadura
- ½ cucharadita de bicarbonato
- ½ cucharadita de sal
- 4 huevos tamaño L
- 300 gr. De azúcar moreno
- 215 gr. de mantequilla pomada
- 240 gr. de yogur griego sin azúcar
- 4 cucharaditas de café expresso instantáneo (disuelto en una cucharada de agua hirviendo)
Para la ganache de capuccino
- 100 ml. de nata líquida para montar 35% M.G.
- 100 gr. de chocolate negro para postres VALOR
- 2 cucharaditas de café expresso instantáneo
ELABORACIÓN
Precalentamos el horno a 180° C.
Engrasamos un molde de bundt con mantequilla derretida. Reservamos.
Tamizamos la harina junto con la levadura, el bicarbonato y la sal. Reservamos.
En el vaso de la batidora de pie ponemos la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar moreno y batimos hasta que la mezcla sea esponjosa.
Añadimos los huevos de uno en uno sin dejar de batir esperando a que se integren antes de añadir el siguiente.
Agregamos el yogur griego y el café expresso disuelto y batimos hasta que todos los ingredientes estén perfectamente combinados.
Incorporamos poco a poco la harina y mezclamos bien con ayuda de una espátula.
Vertemos la mezcla en el molde y golpeamos este contra la mesa (ponemos un paño debajo para no dañarla) para quitar todas las posibles burbujas y ayudar a que se distribuya bien la masa por todo el molde.
Horneamos 50 minutos o hasta que insertando un palito en el centro, éste salga limpio.
Dejamos enfriar 10 minutos sin desmoldar y luego pasamos el bizcocho a una rejilla y dejamos que se enfríe por completo.
Preparamos la salsa de capuccino, para ello ponemos la nata en un cazo y la calentamos hasta que hierva. Añadimos las dos cucharaditas de café expresso y el chocolate en trozos y revolvemos con una espátula hasta que se disuelva por completo.
Salseamos con la ganache en el momento de servir el bizcocho.
El sabor como os decía es riquísimo, os va a encantar, claro, si es que os gusta el café tanto como a mi. Pero sino también se me ocurre que una opción estupenda es sustituir el café expresso, que es un café fuerte con un intenso sabor, por uno un poco más suave o añadir 40 gramos de cacao en polvo sin azúcar y así conseguir un bizcocho chocolateado con un ligero sabor a café.
El azúcar moreno le aporta esa característica humedad que hace de este bizcocho un bocado nada pesado que puede servirse tanto en el desayuno como en la merienda. Os recomiendo tomarlo con un gran vaso de leche fría, para apreciar bien su sabor.
Lo dicho, si sois adictos al café, este es vuestro bizcocho. Incluso delicioso sin ganache para mojarlo en vuestra bebida preferida en el desayuno. Se basta y se sobra por si mismo. No quiero ser pesada, pero yo no dejaría de prepararlo este fin de semana y el lunes me contáis qué os ha parecido.
- jueves, enero 25, 2018
- 17 Comments
Pocas cosas gustan más cuando sales de viaje, que el destino que te recibe tenga unos habitantes agradecidos, que se alegren de que visitemos su país. Da gusto viajar a territorios donde sus gentes son tan hospitalarias y tan amables, contentas que tras la guerra y devastación de su país, los extranjeros lo visitemos.
Pero si además nos encontramos que este país es extremadamente barato, tiene unos paisajes exuberantes, una gastronomía magnífica y unos rincones urbanos en los que se mezclan la cultura oriental con la occidental, ya tenemos la excusa perfecta para coger un vuelo con destino a Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina, nuestro destino del primer reto de #ReposterasPorEuropa de 2018, organizado por Isabel del blog Gotas de Azúcar y Vainilla.
Sarajevo es una ciudad moderna, resurgida de sus cenizas, donde la guerra ya es historia sólo patente en las heridas de bala de sus edificios. Un buen comienzo podría ser pasear por su casco antiguo también llamado Baščaršija, lleno de tiendas y cafés y visitar la plaza del mismo nombre y en el centro de la misma la Fuente Sebilj, fuente de madera y piedra.
También en el casco antiguo podemos visitar el lugar de culto de los musulmanes: La Mezquita Gazi Husrev Bey, joya del arte otomano, la más grande de la capital bosnia y la más grande del país y la Catedral del Sagrado Corazón, templo católico más importante de Bosnia y Herzegovina que ha sido restaurado tras los desperfectos que sufrió en la guerra. La Catedral de la Natividad de la Madre de Dios es la iglesia ortodoxa más grande de Bosnia, de estilo barroco y con decoraciones únicas y por último y dedicada a la religión judía la Sinagoga Ashkenazi.
El Puente Latino, puente otomano sobre el río Miljacka, donde asesinaron al archiduque Francisco Fernando de Austria lo que desencadenó la Primera Guerra Mundial es otro de los lugares recomendados y de obligada visita. Tampoco hay que dejar de ver el Túnel de Sarajevo o Túnel Spasa, del período entre 1992 y 1995 y que construyó el ejército bosnio con el fin de unir la ciudad, que fue cortada en su totalidad por las fuerzas serbias, con el territorio bosnio en el otro lado del aeropuerto de Sarajevo, uniendo los barrios de Sarajevo Dobrinja y Butmi, permitiendo el tráfico de alimentos y de ayuda humanitaria.
A unas dos horas en coche podemos visitar la localidad de Mostar, y admirar una panorámica de la ciudad desde el minarete de la Mezquita Koskin Mehmed Pasha, situada a orillas del río Neretva. Entre los rincones famosos, símbolos de la guerra de Bosnia, se encuentra el Puente de Mostar, bombardeado y destrozado completamente en 1993 y que ha sido reconstruido respetando su diseño original. Asimismo, la Plaza de España, fue construida en agradecimiento a la ayuda que prestó España tras la guerra. También podemos pasear por el barrio musulmán y visitar el pintoresco Bazar de Kujundziluk, plagado de tiendas de artesanía que discurre a lo largo de una de las orillas del río.
Muy cerca de Mostar se encuentra un lugar idílico, ubicado en la cueva donde nace el río Buna, un conjunto arquitectónico que se integra a la perfección en el paisaje: Vrelo Bune. Se puede acceder al interior de la cueva en barca.
No me olvido de la gastronomía de este país que al igual que la arquitectura y la cultura, aúna las influencias de Oriente y Occidente. Todo almuerzo comienza con una sopa que se suele acompañar con guarnición de cualquier tipo como por ejemplo la "begova corba", sopa a base de pollo y verdura. También se toman las ensaladas como la "sopska salata", que lleva cebolla, pepino, tomate, pimiento y queso. No puedes irte de Bosnia sin probar uno de sus platos típicos, el "cevappi", a base de carne picada, cebolla y pan o el "keple" o pasta rellena con salsa de nata. Otros platos típicos son el "pilaf" o arroz con hortalizas y carne y el "gulash" o carne guisada de res con cebollas y pimientos.
Dulces como la "baklava", postre preparado con pasta filo y un relleno de nueces bañado en almíbar y miel o la "ružica", caracolas de pasta filo rellenas de pasas harán las delicias de cualquier viajero goloso. Pero también cuentan con postres preparados con masas fritas como las "tulumba" parecidos a nuestros churros o los "krofna" o berlinas rellenas, parecidas a los donuts.
El postre que os traigo tiene su origen en Persia aunque se extendió a la región balcánica durante la expansión otomana. Se conoce como "Tufahije" o "Postre Nacional de Bosnia", aunque también es tradicional tomarlo en Serbia y Macedonia.
TUFAHIJE O POSTRE DE MANZANAS BOSNIO
INGREDIENTES
Para la preparación de las manzanas
- 100 gr. de azúcar
- 1 litro de agua
- 4 manzanas
- Canela en rama
- Canela molida
- Anís estrellado
- 1 vaina de vainilla
Para el relleno y decoración de las manzanas
- 200 gr. de yogur griego
- 1 cucharadita de canela
- 1 cucharada de azúcar
- Nueces (se pueden sustituir por almendras o avellanas)
- 150 ml. de nata líquida para montar 35% M.G.
- 2 cucharadas de azúcar
- Canela en polvo
- Anís estrellado
ELABORACIÓN
En una cacerola en la que quepan las cuatro manzanas, ponemos el agua, los dos tipos de canela, el anís estrellado, la vainilla y el azúcar y llevamos a ebullición.
Pelamos las manzanas, las descorazonamos y las introducimos en el agua hirviendo de 5 a 10 minutos para que se cuezan ligeramente pero no lleguen a estar blandas del todo.
Las dejamos enfriar en un plato y mientras preparamos el relleno. Para ello troceamos las nueces o los frutos secos que prefiramos. Mezclamos el yogur griego con el azúcar y con una cucharadita de canela y añadimos esta crema a las nueces, mezclando bien.
Cuando las manzanas estén frías, las rellenamos con la crema de yogur y nueces y las refrigeramos hasta el momento de servirlas. Justo antes de tomarlas las decoramos con nata montada, unos trocitos de nueces y espolvoreamos un poco de canela por encima.
También se pueden decorar con un poco de fruta o cómo se os ocurra. Yo les he puesto unas estrellas de anís.
¿Qué os ha parecido? Sencillo ¿verdad? además de relativamente saludable por no estar demasiado dulce. Se toma especialmente durante Eid Al-Fitr, fiesta que marca el final del Ramadán y se puede acompañar de una taza de café al estilo turco o "bsoanska khava" o de té negro aromatizado con rosas, limón o manzana, también llamado "turski čaj".
No sé si es que mis manzanas eran pequeñas o no hice un agujero demasiado grande, el caso es que me parecía poco el relleno, así que lo que hice fue poner un poco del relleno de yogur con nueces, que todo sea dicho de paso, está riquísimo, en el fondo de cada una de las copas y aparte también rellené el interior de las manzanas.
El relleno es una delicia: fresquito, con el toque crujiente que le dan las nueces y aromático que le proporciona la canela. Además las manzanas, que por cierto, a mi me encantan, también tienen un gusto especiado muy sabroso.
Además y como ya sabéis que me encanta la presentación de los postres de manera individual, en esta ocasión en vez de preparar una bandeja con todas las manzanas, he preferido poner cada una en una copa y así que sea más sencilla su distribución en la mesa.
Espero que os haya gustado este sencillo postre y que os animéis a prepararlo porque sé de antemano que va a ser un éxito rotundo entre vuestros comensales.
- lunes, enero 15, 2018
- 12 Comments