- jueves, diciembre 31, 2015
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Estamos en plenas fiestas navideñas y a pesar de las copiosas cenas y comidas típicas de estos días, a más de uno, aprovechando las vacaciones laborales, le apetece hornear algún bizcocho, por ejemplo, para el desayuno o la merienda, y disfrutar en la cocina, de ese tiempo extra que pasamos con los más pequeños de la casa en vacaciones.
Todos sabemos que hay "bizcochos de cabecera" y muy socorridos, como por ejemplo el de yogur, que se hace utilizando el vaso de yogur como medida estándar para no tener que pesar el resto de ingredientes, el clásico bizcocho de chocolate o el bizcocho de nata, que antes se hacía guardando las natas resultantes de cocer la leche y hoy se prepara con nata líquida.
También es época de "galletear" con los niños. Os recuerdo algunas de las galletas navideñas que he preparado en otras ocasiones: las deliciosas Linzer Cookies, que a mi particularmente me apasionan y que podéis rellenar de mermelada de cualquier sabor, las Gingerbread Man Cookies y también su versión de mantequilla con corazón de caramelo o las de canela con forma de árbol de Navidad.
- lunes, diciembre 28, 2015
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Bueno, pues con las zanahorias, terminamos un año de retos, los retos dulces de 2015, pero os aseguro que el 2016 promete. No sabemos aún qué haremos cuando se acaben las letras del abecedario, porque sólo nos quedan 3, pero seguro que algo que nos guste a todos para seguir disfrutando mes a mes.
Porque yo no sé a vosotros, aunque creo que sí, pero a mi me encantan estas citas mensuales que nos reúnen a todos en torno al Reto "Alfabeto Dulce".
A pesar de que estamos en plenas Navidades, que todos vamos con la lengua fuera por la cantidad de cosas que tenemos que hacer en estos días, ha habido un total de treinta y cinco propuestas. Aquí las tenéis, una tras otra...
Porque yo no sé a vosotros, aunque creo que sí, pero a mi me encantan estas citas mensuales que nos reúnen a todos en torno al Reto "Alfabeto Dulce".
A pesar de que estamos en plenas Navidades, que todos vamos con la lengua fuera por la cantidad de cosas que tenemos que hacer en estos días, ha habido un total de treinta y cinco propuestas. Aquí las tenéis, una tras otra...
- sábado, diciembre 26, 2015
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Señoras y señores, esto ya se está acabando. Ya son pocas las letras que quedan... El último Reto "Alfabeto Dulce" del año y además con un ingrediente muy versátil, porque, sí, existen recetas dulces más allá de la carrot cake.
Este mes "reposteamos" con zanahorias porque así lo ha elegido nuestra compi Alejandra del blog "Los dulces de Mica". Tampoco es que hubiera muchas opciones que empezaran por la letra Z. Sólo zumo, porque la zarzaparrilla me parecía pelín rebuscado ¿no os parece?
Además no hay nada como elegir un ingrediente fácil e intentar innovar para que se nos ocurran combinaciones que quizás de otra manera ni las hubiéramos imaginado. Entre nosotros, y ahora que no me escucha nadie, yo con zanahoria siempre he hecho la misma tarta, cambiando un poco la receta, quitando nueces, poniendo manzana, quitando manzana y poniendo pasas y cubriéndola, más o menos, con frosting de queso.
- miércoles, diciembre 23, 2015
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Llego a tiempo para enseñaros otra receta muy navideña y nada tradicional para que preparéis como fin de fiesta a la cena de Nochebuena o comida de Navidad en familia o en cualquier otro momento también, ¿por qué no?
Un sabor muy centroeuropeo y a la vez también con un toque español genuinamente toledano. Speculoos y mazapán, una mezcla deliciosa y que os garantizo, no va a dejar indiferente a nadie.
Ya sabéis que estoy haciendo un curso para emprendedores en el entorno 3.0. Pues bien, el jueves pasado era el último día de clase y aunque aún nos queda una última sesión de mentoring en Enero, ya nos despedíamos todos hasta el año que viene, si Dios quiere.
Pensé en hacer un postre para la ocasión, para tomárnoslo en el descanso de media mañana acompañando al cafetito de máquina. Mis compis ya habían probado anteriormente el famoso pastel de espinacas que preparé a principios de mes y con el que quedaron encantados.
Así que, maté dos pájaros de un tiro haciendo este pastel de queso con sabor navideño para felicitar las fiestas a unos y a otros, a ellos y a vosotros, y además dejaros una idea más por si os apetece hacerlo en estas fiestas.
Yo que soy una apasionada de los pasteles de queso, me entusiasmó la idea de hacer un cheesecake con sabores típicos de esta época del año, aunque una vez hecho, decorado y mientras que iba de camino a clase, me empezaron a entrar las dudas de si iba a gustar, ya que los sabores son un tanto peculiares y pensé que quizás no gustaran a todos.
Estas dudas me entraron pensando en el jengibre, ingrediente que desde que he descubierto que me gusta, se lo pongo a casi todo y sino, mirad las últimas recetas del blog. También por la mezcla típica de especias de speculoos que es característica de estas galletas pero puede resultar un poco fuerte para quienes no estén acostumbrados.
Dudas infundadas porque he de deciros que el pastel fue un éxito rotundo. A casi todo el mundo le llamó la atención el sabor y me decían que nunca habían probado un pastel de queso parecido, así que imaginaos mi alegría. Ver disfrutar a la gente de tus creaciones es la mejor recompensa posible.
CHEESECAKE DE SPECULOOS, MAZAPÁN Y JENGIBRE CON GLASEADO DE GRANADA
INGREDIENTES
Para la base
- 200 gr. de galletas speculoos
- 80 gr. de mantequilla (derretida)
- 40 gr. de azúcar moreno
- 1 y ½ cucharadita de canela
- 1 cucharadita de jengibre
- ½ cucharadita anís estrellado
- ½ cucharadita nuez moscada
Para el relleno
- 800 gr. de queso crema
- 200 gr. de mazapán (desmenuzado)
- 200 gr. de azúcar
- 3 huevos
- 200 gr. de yogur griego
- 2 cucharadas de miel
- 1 cucharadita de jengibre
- 50 gr. de galletas speculoos en trocitos
Para el glaseado
- El zumo de una granada
- 2 cucharadas de agua
- 60 gr. de azúcar
- El zumo de ½ limón
- Las semillas de 1 granada
ELABORACIÓN
Cubrimos el fondo de un molde desmontable de 20 cm. con
papel de hornear. Trituramos las galletas y las mezclamos con el azúcar, las
especias y la mantequilla derretida. Forramos la base del molde con esta pasta
presionando con los dedos. Refrigeramos.
Precalentamos el horno a 180 ° C. Llenamos la bandeja del
horno de agua unos 2 cm. porque vamos a hornear el pastel al baño maría.
En un recipiente batimos el queso crema con el mazapán y el
azúcar hasta que se forme una crema. A continuación, añadimos los huevos de uno
en uno, batiendo después de cada adición y el yogur griego.
Dividimos la crema de queso en 2 partes y añadimos a una de
ellas la miel, el jengibre y las galletas desmenuzadas en trozos.
Vertemos la masa en el molde, alternando la masa de mazapán
y la de galletas speculoos y formamos unos remolinos con un tenedor. Cubrimos
la base del molde con papel de aluminio para evitar que pueda entrar agua en la
masa mientras que horneamos el pastel.
Colocamos el molde en la bandeja con el agua y horneamos 50
minutos o hasta que el borde del pastel esté firme y el centro se mueva un
poco. Apagamos el horno, dejamos la puerta entreabierta y mantenemos el pastel
dentro del horno unos 30 minutos para que pierda temperatura poco a poco.
Dejamos enfriar por completo a temperatura ambiente antes de
meterlo en el frigorífico durante toda la noche.
Al día siguiente desmoldamos el cheesecake y lo colocamos en un plato o cake stand.
Preparamos el glaseado, para ello trituramos las semillas de una granada, pasamos el puré por un colador y lo ponemos en un cazo con el zumo de limón, el agua y el azúcar. Lo dejamos cocer un poco y cuando vaya reduciendo, agregamos las semillas de la otra granada.
Tiene que quedar una especie de salsa caramelizada. Vertemos la salsa aún caliente sobre el cheesecake y dejamos reposar un rato antes de servir. Adornamos. Yo en este caso he utilizado unos banderines que he hecho yo misma.
Como obviamente llevé el pastel sin cortar y con el follón que se formó, se me olvidó hacer una foto al corte. Os lo podéis imaginar... Es una textura suave de pastel de queso horneado y tiene trocitos, casi imperceptibles de mazapán y speculoos.
La base de speculoos tiene un sabor potente y especiado y resulta muy jugosa. El glaseado de granada es dulce, como si de un caramelo se tratase.
Voy a aprovechar la ocasión para desearos una ¡¡MUY FELIZ NAVIDAD!!. Espero que disfrutéis de estas fiestas en compañía de familia y amigos y seáis felices.
Yo doy gracias por poder pasar otra Navidad en vuestra compañía.
Como obviamente llevé el pastel sin cortar y con el follón que se formó, se me olvidó hacer una foto al corte. Os lo podéis imaginar... Es una textura suave de pastel de queso horneado y tiene trocitos, casi imperceptibles de mazapán y speculoos.
La base de speculoos tiene un sabor potente y especiado y resulta muy jugosa. El glaseado de granada es dulce, como si de un caramelo se tratase.
Voy a aprovechar la ocasión para desearos una ¡¡MUY FELIZ NAVIDAD!!. Espero que disfrutéis de estas fiestas en compañía de familia y amigos y seáis felices.
Yo doy gracias por poder pasar otra Navidad en vuestra compañía.
- lunes, diciembre 21, 2015
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Ya estamos en plena cuenta atrás de las fiestas navideñas. Esta semana es la última antes de que empecemos con el trasiego de las cenas y comidas familiares de Navidad: "¿cenamos en vuestra casa o en la mía? ", "no preparéis nada de postre que ya lo llevo yo"...
Si la semana del puente de la Constitución es la "semana oficial de poner el árbol de Navidad y el Nacimiento", las dos semanas posteriores son las "semanas de las cenas de empresa, copas de Navidad y celebraciones varias con los amigos".
Total que llegamos al día 24 y ya empezamos a estar saturados de canapés variados, lubinas al horno, solomillos Wellington, sorbetes al cava, polvorones, mazapanes, peladillas, y un largo etcétera de dulces navideños.
Bueno, dulces navideños... A cualquier cosa le llaman ahora turrón. Ya sé que es una cuestión de marketing, de lanzar al mercado el ¿turrón? más original, de renovarse o morir, pero, me vais a perdonar, ¿dónde se ha visto un turrón de mojito?
El turrón de toda la vida está hecho de almendra, miel y azúcar. El duro y el blando, como dicen en mi casa, bueno, en la de mis padres. El de yema tostada (que a mi de pequeña era el que más me gustaba), el de guirlache, y como novedad, el turrón de chocolate.
De todas maneras yo lo tengo fácil porque no soy una apasionada de los dulces navideños, a excepción del Panettone, que como sabéis es un bollo tipo brioche con frutitas confitadas y pasas y que es el postre tradicional de Navidad en Milán y de nuestro Roscón de Reyes. A mi me gusta el tradicional, sin nata, sin crema, sin trufa... ¡¡¡sin nada!!! Bueno, con chocolate caliente.
Así que yo vengo con el desayuno debajo del brazo, o si lo preferís, con el acompañamiento del té de las cinco, o del café de las cuatro. Os traigo un bizcocho muy navideño para consumir en casa o para regalar.
La diferencia radica en si lo envolvemos o no. Ahora que el "Do It Yourself" está tan de moda, que los mercados y las "pop up stores" inundan Madrid, no se me ocurre una manera mejor de tener un detalle especial o desear unas Felices Fiestas, que horneando nuestro propio bizcocho y envolviéndolo como si de un regalo se tratase. Regalar un dulce con corazón hecho por nosotros mismos.
POUND CAKE DE AVELLANAS Y LIMÓN
INGREDIENTESPara el bizcocho
- 70 gr. de harina
- 70 g de harina fina de maíz, Maizena
- 60 gr. de avellanas molidas
- ½ cucharada de levadura
- Ralladura de 2 limones
- 50 ml. zumo de limón
- 120 gr. de azúcar
- 2 huevos
- 125 gr. de yogur natural
- 50 ml. de aceite de oliva
- 60 gr. de avellanas en trocitos
Para el glaseado
- 80 gr. de azúcar glas
- 15 ml. zumo de limón
- Unas avellanas picadas (para decorar)
Para la decoración
- Para los toppers (cartulina, palitos de brocheta, spray dorado)
- Papel de regalo
- Cinta de regalo
- Ramas de abeto
ELABORACIÓN
Precalentamos el horno a 160º C y engrasamos un molde alargado de plumcake de 25 x 12 cm.
Tamizamos la harina, el polvo de avellana y la levadura.
Partimos en trocitos las avellanas. Reservamos.
En un bol, mezclamos con los dedos la ralladura de limón y el azúcar para que ésta se aromatice. Agregamos los huevos y batimos hasta que la mezcla blanquee. Añadimos el yogur, el zumo de limón y el aceite de oliva. Agregamos la mezcla de harinas y las avellanas en trocitos y batimos a velocidad baja sin sobrebatir la masa.
Vertemos la mezcla en el molde y horneamos 1 hora 15 minutos o hasta que introduciendo un palito en el centro éste salga limpio.
Dejamos el bizcocho dentro del molde unos 10 minutos y luego lo desmoldamos y lo pasamos a una rejilla para que se enfríe por completo.
Picamos las avellanas.
En un recipiente mezclamos bien el azúcar glas con el zumo de limón. Glaseamos el bizcocho cuando se haya enfriado por completo. Espolvoreamos con las avellanas picadas y dejamos que se seque el glaseado antes de envolverlo con el papel de regalo.
Podemos envolverlo por completo y atarlo con una cinta o simplemente poner una banda de papel de regalo sujeta con un lazo y con unas ramas de abeto, bolas de Navidad o cualquier otro adorno navideño ... Eso lo dejo a vuestra elección.
Si lo vamos a consumir en casa, podemos adornarlo, a la hora de sacarlo a la mesa, con unos toppers en forma de estrella. Estos los he hecho yo misma con cartulina y unos palitos de brocheta, y los he pintado con un spray dorado.
A pesar de habérselo regalado a una amiga, tuve la oportunidad de probarlo en su casa acompañado de una taza de café. Y ¿qué os voy a decir? Es un bizcocho delicioso que combina el punto semi amargo de las avellanas con el ácido del limón.
A mi particularmente me encanta, pero ya sabéis que el sabor cítrico en los bizcochos, es uno de mis preferidos. Además, tanto por la combinación de la harina de trigo y la Maizena, como por el alto contenido en aceite de las avellanas, el resultado final es un bizcocho esponjoso y nada apelmazado.
Hace un par de semanas, mi querida Ainhoa del blog "Cookcakes de Ainhoa" me invitó a participar en la sección de su blog: "El invitado del mes" y para la ocasión preparé también un pound cake muy navideño, que al igual que el de hoy, envolví para regalo.
Si queréis ver la receta del pound cake de jengibre y limón, sólo tenéis que pinchar en el enlace. A continuación os dejo una foto para que veáis cómo lo presenté.
Espero que os hayan gustado las dos recetas y ambas presentaciones. En estas fiestas ¡regala corazón!
Si lo vamos a consumir en casa, podemos adornarlo, a la hora de sacarlo a la mesa, con unos toppers en forma de estrella. Estos los he hecho yo misma con cartulina y unos palitos de brocheta, y los he pintado con un spray dorado.
A pesar de habérselo regalado a una amiga, tuve la oportunidad de probarlo en su casa acompañado de una taza de café. Y ¿qué os voy a decir? Es un bizcocho delicioso que combina el punto semi amargo de las avellanas con el ácido del limón.
A mi particularmente me encanta, pero ya sabéis que el sabor cítrico en los bizcochos, es uno de mis preferidos. Además, tanto por la combinación de la harina de trigo y la Maizena, como por el alto contenido en aceite de las avellanas, el resultado final es un bizcocho esponjoso y nada apelmazado.
Hace un par de semanas, mi querida Ainhoa del blog "Cookcakes de Ainhoa" me invitó a participar en la sección de su blog: "El invitado del mes" y para la ocasión preparé también un pound cake muy navideño, que al igual que el de hoy, envolví para regalo.
Si queréis ver la receta del pound cake de jengibre y limón, sólo tenéis que pinchar en el enlace. A continuación os dejo una foto para que veáis cómo lo presenté.
Espero que os hayan gustado las dos recetas y ambas presentaciones. En estas fiestas ¡regala corazón!
- lunes, diciembre 14, 2015
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El último viajecito que hacemos este año por tierras europeas ¿no? Bueno, salvo que tengáis algún viaje de placer programado. Pero de trabajo, "de trabajo reposteril", es el último vuelo del avión de #reposterasporeuropa.
Y justo cerramos el año con un destino, para mi, fantástico. Porque si el mes pasado os hablaba maravillas de Bélgica y de su repostería, este mes no pienso quedarme corta hablándoos de Turquía y más concretamente de Estambul.
Ya hace tiempo que viajé a la antigua Constantinopla y prometí que volvería porque me pareció una ciudad fascinante, exótica, colorida y que proporciona un sinfín de olores, contrastes y sensaciones. Estambul es una ciudad bulliciosa, con muchísima gente siempre por la calle, tanto de día como de noche. Con un tráfico caótico y muy ruidosa.
Aún así, pasear por Estambul, es una maravilla. No saber qué te vas a encontrar al doblar la esquina de la siguiente calle. Pero el corazón de Estambul se mueve entre la Mezquita de Santa Sofía, la Mezquita Azul, el Palacio de Topkapi y la Cisterna de la Basílica, magnífica obra de ingeniería y en la que se encuentran dos columnas con la cabeza de la medusa, famosa imagen del logotipo de la marca Versace.
También resulta imprescindible dirigirse al puente Gálata en el que está localizada la famosa torre con su mismo nombre y desde la cual las vistas de la ciudad y del Bósforo son impresionantes (al atardecer un verdadero espectáculo): el mejor mirador de Estambul.
Y al Gran Bazar si lo que queréis es comprar, con su multitud de tiendas en las que puedes encontrar casi de todo (yo en contra de lo esperado, no pasé demasiado tiempo allí). Me parecía tanto y tan bonito lo que me ofrecía la ciudad, que me dediqué más a disfrutar que a comprar.
Y ya que vamos a empezar a entrar en ambiente gastronómico, es indispensable visitar el Mercado Egipcio o Mercado de las Especias. Colores, olores, sabores todo multiplicado por una intensidad diferente a la que estamos acostumbrados. ¡Me fascinó!
Las especias en montones perfectos, los frutos secos, los dulces... Encontraréis muchos tipos diferentes de tés, el de manzana que se bebe muchísimo y que te sirven cuando entras en algunas tiendas, el café turco o el sahlep que es una bebida típica.
Diferentes tipos de pimientas (yo me traje unos cuantos), cardamomo, anís estrellado, pimentón, azafrán turco, mezclas de especias turcas para todo, menta, vainilla, piñones turcos, hasta caviar que te lo preparan en unas neveritas de porexpán para que lo traigas de vuelta a España sin problema.
Pero vuelvo a irme por las ramas (que conste que ya os había avisado). Y es que toca hablar de dulces, de dulces turcos. El archiconocido dulce turco por excelencia es la baklava o pastel de frutos secos, generalmente nueces o pistachos y pasta filo, que está bañado de almíbar o jarabe de miel.
Otros postres típicos son el tulumba que son una especie de churros de masa sin levadura que se fríen y después se bañan en almíbar, el muhallebi o pudin cremoso, el sutlaç o arroz con leche turco, al que se le añadía agua de rosas para potencias su sabor, el komposto o compota de frutas, los dondurmas o helados turcos, el más famoso el maraş dondurmasi hecho con leche de cabra, azúcar y sahlep, los burma y revani, que son pasteles de canela y sémola respectivamente, las ekmek kadayifi parecidas a nuestras torrijas y por supuesto los lokum o delicias turcas, que son una especie de caramelos de goma elaborados con zumos de frutas y algún gelificante. Algunos llevan frutos secos y están espolvoreados con azúcar glas.
Pero ninguno de estos postres ha sido el elegido. Un buen día me topé con este bizcocho y me pareció tan original que me dije a mi misma que tenía que probar a hacerlo, y dicho y hecho, aquí lo tenéis. Es un postre originario turco que se llama Ispanakli Kek que significa pastel de espinacas.
Es un pastel muy popular en Turquía y también en Polonia, quizás por ese color verde tan bonito que tiene o porque está elaborado con ingredientes al alcance de todos. Así de entrada no suena muy apetitoso que digamos, pero nada más lejos de la realidad. Es un pastel riquísimo, muy húmedo y jugoso, con el punto justo de dulzor y un delicioso sabor a limón.
Se conoce con el nombre de "Musgo del bosque" y existe otra versión que se decora con semillas de granada por encima. La receta que os enseño a continuación, la encontré en este blog polaco. Algunas cantidades las he modificado.
ISPANAKLI KEK O "MUSGO DEL BOSQUE"
INGREDIENTES
Para los bizcochos
- 350 gr. de espinacas picadas, congeladas
- 3 huevos tamaño L
- 200 gr. de azúcar glacé
- 240 ml. de aceite de girasol
- 280 gr. de harina
- 3 cucharaditas de levadura
- 2 cucharadas de zumo de limón
- Ralladura de 1 limón
Para la crema
- 250 ml. de nata líquida para montar 35% M.G.
- 135 gr. de queso mascarpone
- 1 y ½ cucharadas de azúcar glacé
- Ralladura de limón (al gusto)
- Frambuesas (para decorar)
ELABORACIÓN
Primero descongelamos las espinacas (sin cocerlas) en el microondas o en agua hirviendo y las escurrimos bien para que no tengan agua. Yo he utilizado unas espinacas ya recortadas, en pequeñas porciones, lo que hace más fácil pesar la cantidad exacta.
Vamos a preparar los bizcochos, para ello tamizamos la harina y la levadura. Reservamos.
Vamos a preparar los bizcochos, para ello tamizamos la harina y la levadura. Reservamos.
Precalentamos el horno a 165º C y engrasamos dos moldes desmontables de 18 cm.
En el vaso de la
batidora de pie ponemos el azúcar y los huevos y batimos durante unos 3 minutos hasta que aumenten de volumen y la mezcla quede esponjosa.
Bajamos un poco la
velocidad y añadimos el aceite poco a poco sin dejar de batir.
A continuación
incorporamos las espinacas bien escurridas, la ralladura de limón y el zumo de
limón y seguimos batiendo hasta que se mezclen bien todos los ingredientes.
Por último añadimos la
harina y la levadura y mezclamos con ayuda de un espátula con movimientos envolventes hasta que la mezcla sea homogénea.
Dividimos la masa en
dos partes iguales y la vertemos en los moldes. Horneamos unos 40 minutos o hasta que introduciendo un palillo en el centro del bizcocho, éste salga
limpio.
Dejamos enfriar sin desmoldar unos 10 minutos. Pasamos a una rejilla y dejamos que los bizcochos se enfríen por completo.
Los bizcochos se
pueden hacer el día anterior y cuando estén fríos, los envolvemos en papel film para que no se sequen hasta el día siguiente.
Para hacer la crema,
batimos el queso mascarpone con el azúcar y la ralladura de limón hasta que estén perfectamente integrados. Reservamos.
Con ayuda de unas
varillas eléctricas, montamos la nata. Cuando se formen picos, la vamos incorporando poco a poco a la mezcla de queso con ayuda de una espátula con cuidado para que no pierda volumen, y llenamos una manga con una boquilla de estrella abierta. Podemos refrigerar un poco la crema antes de rellenar la
tarta.
Para montar la tarta
colocamos el primer bizcocho sobre un plato o cake stand. Vamos haciendo rosetas de crema de queso con la manga, hasta cubrir toda la superficie del bizcocho. Os recomiendo que hagáis las rosetas bien pegadas las unas a las otras para que el relleno quede por igual. Colocamos el otro bizcocho encima.
Para decorar la tarta
podemos hacer unas rosetas con la crema de queso y colocar encima unas frambuesas. También podemos utilizar unas hojas de espinacas frescas, fresas…,
etc.
Un pastel maravilloso ¿a que sí? Prometedme que lo vais a probar. De verdad os digo, que no os vais a arrepentir. También se presta a hornear el bizcocho en formato cupcakes y luego decorarlos con la crema de queso por encima.
De repente se me ha ocurrido (será cuestión de probar) que si preparamos una crema de queso, con un queso más fuerte, sustituyendo la nata por queso crema, y añadiendo un poco menos de azúcar, podemos conseguir un pastel salado apto como entrante.
De repente se me ha ocurrido (será cuestión de probar) que si preparamos una crema de queso, con un queso más fuerte, sustituyendo la nata por queso crema, y añadiendo un poco menos de azúcar, podemos conseguir un pastel salado apto como entrante.
¡Da igual! Hacedlo como más os guste, pero hacedlo y luego me contáis, qué os ha parecido. Espero que os haya gustado la receta de hoy. ¡A mi me ha encantado!
- jueves, diciembre 10, 2015
- 25 Comments
En Madrid ya hemos dado el pistoletazo de salida a las fiestas navideñas. Las calles y avenidas de la capital ya tienen colgada la decoración navideña, las luces encendidas, los árboles de Navidad adornando las plazas. Todo es color y alegría.
Yo también he pulsado el botón ON y activado el MODO NAVIDAD en cuanto a las recetas se refiere, por lo menos en cuanto al decorado de las mismas, porque hacerlas se pueden hacer en cualquier otro momento del año.
Pero si que es verdad que en esta época del año, hay recetas tradicionales y sabores también tradicionales, por ejemplo aquellos más especiados que nos recuerdan a los mercados navideños de las capitales y ciudades centroeuropeas. A ese vino caliente que se toma en muchas de ellas, en las que debido a las bajas temperaturas, esta bebida se hace indispensable para sobrellevar las frías noches de diciembre.
En cambio en Madrid, tenemos un tiempo de lujo. Es que no parece que estemos a punto de entrar en el invierno. Otros años a estas alturas íbamos forrados hasta las cejas con gorros y bufandas, en cambio hoy me he cruzado con gente por la calle que iba en mangas de camisa.
Aún así quedan menos de veinte días para que sea Nochebuena, así que a partir de hoy, voy a ir publicando algunas recetas más típicas de estas fechas por si os apetece preparar algún postre especial para cuando venga la familia a casa o para llevar cuando vayáis vosotros de invitados.
NAKED CAKE DE PAN DE JENGIBRE CON FROSTING DE QUESO CREMA Y CANELA
INGREDIENTES
Para los bizcochos (2x18 cm.)
- 235 gr. de harina
- 2 cucharaditas de levadura
- ½ cucharadita de bicarbonato
- 1/3 cucharadita de sal
- 1 y ½ cucharaditas de jengibre molido
- 1 y ½ cucharadita de canela molida
- 110 gr. de azúcar moreno
- 2 huevos grandes
- 1 y ½ cucharadas de miel
- 135 gr. de mantequilla fría, en cubitos
- 135 ml. de leche + ½ cucharada de zumo de limón
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
Para el frosting
- 280 gr. de queso crema
- ½ cucharada de canela en polvo (o vainilla en pasta)
- 260 ml. de nata líquida para montar con un 35& M.G.
- 140 gr. de azúcar glacé
Precalentamos el horno a 180º C. Engrasamos 2 moldes desmontables de 18 cm. Reservamos.
En el vaso de la amasadora, tamizamos todos los ingredientes
secos y los mezclamos bien con ayuda de una cuchara.
Añadimos la mantequilla en cubitos y batimos a velocidad
media hasta que tenga una textura parecida a la arena.
Añadimos los huevos de uno en uno batiendo bien después de
cada adición. A continuación agregamos la miel y seguimos batiendo (se formará
una pasta muy pegajosa).
Añadimos la leche y el extracto de vainilla y batimos hasta
que la masa esté suave. Si es necesario paramos y rebañamos los lados y el
fondo del vaso de la amasadora.
Dividimos la masa en dos partes y las vertemos en los moldes
ya engrasados.
Horneamos durante 35-40 minutos hasta que insertando un
palillo en el centro del bizcocho, éste salga limpio.
Dejamos enfriar 10 minutos en el molde y después sobre una
rejilla hasta que los bizcochos se enfríen por completo.
Para hacer el frosting de queso, primero montamos la nata a
punto de nieve con el azúcar hasta que forme picos suaves. Reservamos.
En el vaso de la amasadora colocamos el queso crema y la
canela en polvo y batimos hasta que esté suave y esponjoso. Poco a poco vamos
agregando la nata montada y vamos mezclando con movimientos envolventes para
que no pierda consistencia.
Para montar la tarta, extendemos una capa delgada de
frosting sobre la base donde vamos a colocar la tarta y colocamos la primera
capa de bizcocho. Cubrimos con una generosa capa de crema de queso
extendiéndola con ayuda de una espátula. Colocamos el segundo bizcocho y
cubrimos de manera imperfecta la parte superior del bizcocho, dejando los
laterales sin cubrir para dar al bizcocho ese “look desnudo”. Adornamos a
nuestro gusto. Yo en este caso he utilizado unas bolas de Navidad, unas ramas
de abeto, un ciervo y un topper “Merry Christmas”. Una decoración ideal para
las fiestas que se avecinan.
NOTA: también podemos cubrir los laterales de la tarta con
una capa recogemigas dejando que se vea el bizcocho o incluso cubrir la tarta
por completo como si fuera una layer cake.
Este ha sido para mi el año del descubrimiento del jengibre. Yo pensaba que no me gustaba y me he dado cuenta que efectivamente no me gusta, me encanta. Y de esto me di cuenta al probar los fantásticos cupcakes que preparó mi amiga Mariana de The Cake Queen para el Reto "Alfabeto Dulce" del mes de septiembre, y que tuve la oportunidad de probar en su fiesta de cumpleaños.
Yo estaba equivocada, lo que no me gusta es el jengibre que ponen en los restaurantes orientales para acompañar el sushi porque me sabe a colonia. En cambio me encanta el sabor que aporta el jengibre en polvo o el confitado, a los bizcochos.
Os invito a un trocito de tarta con un café o té bien calientes. ¿Qué me decís? ¿Os apetece?
Nota: Con esta receta he ganado el Concurso "Un Trío en la cocina" organizado por Canal Cocina. 16/02/16
Este ha sido para mi el año del descubrimiento del jengibre. Yo pensaba que no me gustaba y me he dado cuenta que efectivamente no me gusta, me encanta. Y de esto me di cuenta al probar los fantásticos cupcakes que preparó mi amiga Mariana de The Cake Queen para el Reto "Alfabeto Dulce" del mes de septiembre, y que tuve la oportunidad de probar en su fiesta de cumpleaños.
Yo estaba equivocada, lo que no me gusta es el jengibre que ponen en los restaurantes orientales para acompañar el sushi porque me sabe a colonia. En cambio me encanta el sabor que aporta el jengibre en polvo o el confitado, a los bizcochos.
Os invito a un trocito de tarta con un café o té bien calientes. ¿Qué me decís? ¿Os apetece?
Nota: Con esta receta he ganado el Concurso "Un Trío en la cocina" organizado por Canal Cocina. 16/02/16
- lunes, diciembre 07, 2015
- 12 Comments