Muy buenos días y muy feliz año 2019 que acaba de comenzar. Espero que este año nos colme a todos de salud, lo más importante sin lugar a dudas, y ya después que cada uno de nosotros reciba lo que más anhele...

Yo espero disfrutar de risas y buenos momentos en mi casa porque eso será señal de que todo va bien, que todos estamos felices y que no tenemos nada en nuestra vida y en la de las personas que queremos que sea malo y que nos haga estar preocupados o tristes.

Con los amigos y la familia cerca, y con mucho amor y cariño en nuestro día a día, el resto llega con esfuerzo y trabajo diario. Vamos, que sin todo lo anterior, si por un casual nos tocara la lotería, el dinero no tendría mucho sentido.


¿Qué tal habéis pasado la primera parte de las fiestas navideñas? ¿Muchos excesos? Seguro que entre las comidas y cenas de empresa y/o amigos y las tradicionales celebraciones familiares no habéis parado de comer. Yo tengo que reconocer que habré cogido kilo o kilo y medio que espero quitarme antes de empezar de nuevo a trabajar el día 8 de enero.

En la comida de Navidad que celebré con mis amigos reposteros, alguien dijo que había escuchado en televisión que en estas fiestas se engordan una media de 6 kilos, kilos que luego se te instalan y que llega Semana Santa y no has conseguido quitarte de encima.


Así que yo, quitando mis sagradas cañitas y algún que otro picoteo con amigos, he sido buenísima y he intentado no pasarme mucho en las comidas y cenas navideñas que luego, si ya de por si subir la "cuesta de enero" es bastante costoso, con unos kilitos añadidos, no os quiero ni contar.

Por eso el postre que hoy os traigo es como digo yo para tomar "en pequeñas dosis". Es un postre individual, un bocadito de placer que nos permite tomar nuestra dosis de chocolate, nuestra dosis de dulce y no tener remordimientos de conciencia.


Yo preparé estas trufas y las llevé a la oficina antes de las vacaciones para que todos mis compañeros tuvieran su "ración de dulce", y luego volví a prepararlas el día de Nochevieja. Se hacen en un momento, no son las típicas trufas de siempre y ya os digo que los más pequeños se las van a comer de dos en dos.

Como os descuidéis os quedáis sin trufas en un pis pas, sobre todo como ya decía si tenéis niños en casa, bueno, y no tan niños. Pero es que si digo "Oreo"... ¿qué me contestáis? Sí, sí, son unas trufas diferentes preparadas con galletas Oreo y queso mascarpone. Ya os dejo la receta que seguro estáis deseando saber cómo se preparan.

TRUFAS DE OREO Y RON

INGREDIENTES

• 100 gr. de galletas Oreo
• 100 gr. de chocolate negro para postres
• 100 gr. de queso mascarpone
• 2 cucharaditas de ron (opcional)
• Cacao en polvo sin azúcar o migas de galletas Oreo

ELABORACIÓN

Trituramos las galletas Oreo en la picadora o robot de cocina. Reservamos.

Fundimos el chocolate en un cazo. Añadimos las galletas en el chocolate y mezclamos bien. A continuación agregamos el queso mascarpone y seguimos mezclando hasta que la masa sea homogénea.

Vertemos la crema en una fuente y cubrimos con un papel film.

Introducimos la fuente en el frigorífico más o menos 1 hora y media.

Transcurrido este tiempo, ponemos el cacao en polvo o las galletas trituradas en un plato. Con ayuda de una cuchara cogemos porciones de masa y vamos formando las bolitas con las manos.

Rebozamos las trufas en el cacao o en las migas de galleta y las vamos colocando en una fuente o en papelitos individuales.


Como podéis ver, os da tiempo más que de sobra a prepararlas para mañana, para sacar un platito como acompañamiento del roscón, para adornarlo si es que por ejemplo os decidís a rellenar el roscón de trufa (yo soy tradicional y a mi el roscón me gusta sin relleno)...


Es una receta sencilla y rápida que es lo que nos gusta a todos sobre todo en estas fechas que tantas cosas hay que hacer y el tiempo para hacerlas pasa volado.

Se me olvidaba deciros que no es necesario añadir el ron, ya que de esta manera podrán tomarlas también los niños, porque ya sabéis que tratándose de galletas Oreo, no van a poder resistirse.


Tengo también una receta en el tintero de un flan de coco y manzana que he preparado estas fiestas pero que por falta de tiempo aún no he podido publicar.

En realidad hice sólo un par de fotos, además de no tener foto del corte porque tenía que llevarlo a casa de mis padres para la comida. Intentaré publicarlo en estos días, pero si no me da tiempo, prometo contaros la receta más adelante.

Había pensado preparar para mañana día 5 de enero una Galette des Rois (alternativa francesa al roscón de Reyes). Nunca la he preparado y tengo curiosidad, aunque tampoco sé si me va a dar tiempo. Os voy contando mis progresos ¿vale?

Si no me paso por aquí mañana os deseo unos ¡¡Felices Reyes!! Que disfrutéis de la noche más mágica del año.

¿A quién no le gusta un donuts? Que levante la mano… No creo que haya nadie que no haya probado este delicioso y adictivo dulce que se come a mordiscos y que siempre sabe a poco.

El “Donuts” no es un dulce en sí, es una marca comercial creada en 1962 en España por el panadero y empresario Andrés Costafreda fundador de Panrico y que hace referencia a una dona (del inglés doughnut), berlina, rosquilla o rosco de pan dulce que tradicionalmente se fríe en aceite y en su versión original después se glasea con azúcar.

Tras un viaje a EEUU constituyó la empresa Donut Corporation, que comenzó a fabricarlos y comercializarlos bajo la marca registrada Donuts sobre la que Panrico mantuvo la propiedad exclusiva en España hasta que se la vendió al Grupo Bimbo.


Muchos os acordaréis de aquellos anuncios en los que los niños iban al colegio y olvidaban la cartera en casa pero nunca los donuts o aquel otro en el que los donuts se servían como si de cafés se trataran: “uno solo, uno doble, un cortado…”

También recuerdo aquellos álbumes de cromos autoadhesivos, uno en particular que me encantaba “Tus amigos los perros” con todas las razas de perros clasificados por sus países de origen.


Se cree que el origen de este dulce, el preferido de Homer Simpson, está en Holanda, hacia el siglo XVII y cruzó el Atlántico gracias a los holandeses que emigraron a América y fue allí donde se le bautizó con el nombre de “doughnut” que significa nuez de pasta, refiriéndose a su forma redonda y pequeña, ya que los donuts originariamente carecían de agujero central. El agujero central se agregó en 1847 cuando un marinero llamado Hanson Gregory agujereó estos dulces con la tapa de un pimentero para resolver el problema de que la masa no se friera bien en el centro.


También se dice que el origen del dónut proviene de un dulce navideño holandés llamado “oliebollen” o bolas de aceite que se sirve tradicionalmente en Año Nuevo. La masa se prepara con harina, levadura, sal, huevos y un poco de leche y se rellena con pasas o trozos de manzana. También se espolvorean con una capa de azúcar. Este dulce viajó hasta Nueva York en el siglo XVI y evolución hacia lo que hoy conocemos como dónut.

Se convirtieron en un alimento muy popular en el desayuno de los estadounidenses y más concretamente, como nos muestran muchas películas, de los policías americanos. Y esto tiene su explicación, y es que en los años 50 y a altas horas de la noche, prácticamente los únicos alimentos que podían encontrar los policías cuando patrullaban eran los famosos donuts.


El donuts tradicional es una masa leudada y que luego se fríe, aunque en los tiempos que corren y dado que cada día que pasa se come de manera más saludable, se pueden preparar horneados en vez de fritos. El resultado no tiene nada que ver, más bien lo único que se parece al donuts original es la forma, que se consigue gracias a un molde antiadherente con un número variable de cavidades (lo hay de diferentes tamaños, para hacer donuts o mini donuts, de 6, 8 o 12 cavidades) con forma de rosquilla.

En cambio los donuts clásicos se hacen sin molde y la masa se corta con un corta pastas especial para donuts o con dos aros de diferente tamaño. Lo mismo pasa con las masas, que no tienen nada que ver entre sí. El donuts horneado es más parecido a un bizcocho con forma de rosquilla, pero en su favor diré que nos permite un sinfín de opciones y sabores en su masa.


Y rizando más el rizo tenemos los famosos “cronuts”, nominados por la revista Time como uno de los “25 mejores descubrimientos de 2013” y que son la unión del cruasán y el dónut. Inventados por el chef pastelero francés Dominique Anset en 2013 que los vendía en su pastelería del SoHo de Nueva York, consisten en una masa de hojaldre frita y rellena o glaseada.

A continuación os cuento cómo preparar estos sencillísimos donuts de galletas Oreo. Ya veréis que rápido se hace la masa y en un pis pas los tenéis horneados y casi listos para comer. Pero también podéis echar un vistazo a estos donuts originales glaseados que preparé ya hace un tiempo.

DONUTS DE OREO

INGREDIENTES

Para la masa (6 unidades)

• 125 gr. de harina
• 1 cucharadita de levadura
• ½ cucharadita de sal
• 30 gr. de azúcar
• 90 ml. de leche semidesnatada
• 1 huevo tamaño L
• ½ cucharadita de vainilla
• 3 cucharadas de aceite vegetal
• 9 galletas Oreo trituradas

Para el glaseado

• 100 gr. de chocolate blanco para postres
• 2 cucharadas de leche semidesnatada
• 5 galletas Oreo en trocitos

ELABORACIÓN

Precalentamos el horno a 165º C.

Engrasamos las cavidades de la bandeja de hornear los donuts con un poco de aceite vegetal.

Para preparar la masa de los donuts, en un recipiente combinamos los ingredientes secos: la harina, el azúcar, la levadura y la sal. En otro recipiente, combinamos la leche, el huevo, la vainilla y el aceite. Mezclamos bien con ayuda de unas varillas los ingredientes de ambos recipientes hasta que la mezcla sea homogénea.

A continuación añadimos las galletas Oreo trituradas y mezclamos bien.

Rellenamos una manga con la masa y vamos rellenando cada una de las cavidades del molde para donuts 2/3 de su capacidad aproximadamente.

Horneamos unos 13 minutos, o hasta que insertando un palillo, éste salga limpio.

Retiramos del horno y dejamos que los donuts se asiente sin sacarlos de la bandeja durante 10 minutos. Después los colocamos en una rejilla para que se enfríen.

Mientras preparamos el glaseado, para ello derretimos el chocolate blanco en el microondas o al baño maría teniendo cuidado que no se queme. Añadimos las cucharadas de leche y mezclamos bien hasta tener una cobertura de chocolate cremosa.

Sumergimos cada donuts en el chocolate blanco y los ponemos en la rejilla para que el exceso de chocolate caiga sobre ella.

Esparcimos las migas de Oreo por encima del chocolate antes de que éste se endurezca y las vamos colocando en un plato.


Como podéis ver en la foto, la textura es más parecida a la de un bizcocho, además a la masa hemos incorporado las galletas Oreo. Los donuts horneados se pueden congelar, en cambio los fritos lo ideal es comerlos en el día.


En los donuts originales, los fritos, la masa está hecha a base de harina de fuerza, levadura fresca, huevos, leche y azúcar. Tiene que levar, duplicar e incluso triplicar su volumen y así nos quedarán unos donuts la mar de esponjosos.


De cualquier manera Donuts sólo hay unos: los originales de Panrico. En esto pasa como con la Coca Cola: "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". Mis preferidos, "los donuts fondant".

Parece que fue ayer cuando tenía a mi pequeña Cristina entre los brazos y cuando me he querido dar cuenta, estábamos celebrando su catorce cumpleaños. ¡Madre mía, cómo pasa el tiempo! Hace poco más de un mes fue su cumpleaños y aunque no me pidió ninguna tarta en particular, preparé una tarta que sabía le iba a gustar.


La tarta en cuestión es la típica tarta con la que sabes que vas a acertar sí o sí. Y es que si os digo chocolate + Oreo lo entenderéis. Porque yo no sé qué tienen estas famosas galletas, pero las Oreo son verdaderamente adictivas tanto para los niños como para los que no lo somos tanto. Si a esto le añadimos que el chocolate es el otro ingrediente principal, el resultado es un postre espectacular muy recomendable para este tipo de celebraciones infantiles y juveniles.

Pues bien, esta vez no he hecho el clásico cheesecake de Oreo que siempre me pide Cris y que ya he preparado en otras ocasiones para varios cumpleaños y que ahora que lo pienso creo que nunca he publicado la receta al blog (me lo anoto en la lista de pendientes para publicar la receta en cuanto tenga un momento).


El chocolate siempre es una apuesta segura y teniendo en cuenta que recibí en casa un lote de productos que me envió Chocolates Clavileño para que los probáramos, me puse manos a la obra y preparé la tarta de cumpleaños de Cris con una de sus variedades.

Para la ocasión he preparado una mousse de chocolate aunque en formato tarta y por supuesto con galletas Oreo también, porque sino a mi hija pequeña le da algo.


Y tengo que deciros que me ha encantado. Bueno, a mi y a todos los que la han probado. Si el cheesecake de Oreo que preparaba hasta ahora les encantaba a todos en casa, esta tarta-mousse de chocolate y Oreo no es que les haya gustado, nooooo, es que les ha requetechiflado.


He cambiado el queso crema por el chocolate y las Oreo en trozos por las Oreo trituradas. La textura es todavía más suave y cremosa. Se deshace en la boca creedme. Y a la cumpleañera, que es bastante especial en cuanto a gustos se refiere, le ha gustado muchísimo.

TARTA DE MOUSSE DE CHOCOLATE Y GALLETAS OREO

INGREDIENTES

Para la corteza

• 220 g de galletas Oreo
• 60 g mantequilla fundida

Para la mousse de chocolate y Oreo

• 250 ml. de nata para montar 35% M.G.
• 100 gr. de chocolate Clavileño Especial Repostería
• 100 gr. de azúcar
• 5 láminas de gelatina neutra
• 100 ml. de leche semidesnatada
• 8 galletas Oreo

Para la decoración

• Mini galletas Oreo
• Lacasitos rojos
• Banderines

ELABORACIÓN

Comenzamos preparando la corteza. Para ello, trituramos las galletas en un robot de cocina o en una picadora y las mezclamos con la mantequilla derretida.

Forramos el fondo y las paredes de un molde desmontable de 18 cm. con papel de horno y lo engrasamos.

Cubrimos con la masa de galletas la base y las paredes del molde, subiendo por los lados de manera irregular. Lo podéis hacer con una cuchara o presionando con los dedos. Refrigeramos mientras preparamos el relleno.

Para preparar la mousse de chocolate hidratamos la gelatina en agua fría durante 15 minutos. En un vaso ponemos la leche y la calentamos en el microondas sin dejar que hierva. Escurrimos bien la gelatina y la agregamos a la leche, moviendo hasta que se disuelva.

Calentamos en el microondas el chocolate troceado en intervalos de 30 minutos, sacándolo y revolviéndolo hasta que se funda y lo agregamos a la leche. Mezclamos bien hasta que se integre perfectamente. Reservamos.

Montamos la nata a punto de nieve con ayuda de unas varillas eléctricas. Cuando este casi montada añadimos el azúcar y seguimos batiendo. A continuación vamos incorporando la leche con la gelatina y el chocolate sin dejar de batir hasta que la mousse sea homogénea.

Trituramos las galletas Oreo y las añadimos a la mousse mezclando bien ayudándonos con una espátula con movimientos envolventes para que no se baje la mousse.

Vertemos la mousse de chocolate y Oreo sobre la corteza y refrigeramos al menos 4 horas o mucho mejor si es toda la noche.

Desmoldamos la tarta con cuidado y la decoramos a nuestro gusto. Yo lo he hecho con mini galletas Oreo y Lacasitos, pero también podríais haber hecho unas rosetas de nata montada. Además he preparado una mini guirnalda de banderines con unos palitos de brocheta y unos retales de tela (también podéis hacerlos con papel de regalo).


Ideal también porque al ser una tarta que no necesita horno, la preparamos, la metemos en el frigorífico y nos olvidamos. Y lo mismo nos vale para celebrar un cumpleaños en el mes de febrero como si la celebración es en verano que el simple hecho de pensar en encender el horno nos da terror.

¡¡Fue todo un éxito!! Es de esas tartas que os recomendaría anotaseis en la lista de "tartas para cumpleaños de grandes y pequeños" porque el éxito está asegurado.